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Hembras cabales son las mujeres sanluiseras

San Luis, Santiago de Cuba, mar. 19, 24. _ La destacada participación de la mujer en la obra de la Revolución, su emancipación económica, política y social, y el lugar ascendente en la sociedad no ha limitado su papel en el seno familiar. No ha dejado de ser madre ni esposa. Es la doble jornada que desempeñan las cubanas.

Después del triunfo revolucionario, la igualdad de derechos de las mujeres cubanas en el acceso al trabajo asalariado y a la educación, había alcanzado altos niveles de ocupación laboral.

La estructura ocupacional de hombres y mujeres también se modificó de modo sorprendente, por ejemplo, ya en el 1981, las mujeres ocupan el 55% del total de los trabajadores profesionales y técnicos del país. En el año 2000, el nivel de ocupación femenina en la categoría de profesionales y técnicos se elevó hasta el 66,4%.

La mujer sanluisera no se ha quedado atrás, en pleno ascenso social participa cada vez más en la obra de la Revolución.

Aproximadamente un tercio de los cargos de dirección están ocupados por mujeres, lo que les permite participar en la toma de decisiones al más alto nivel. La mujer cubana tiene una historia marcada por las batallas de su propia emancipación, desde épocas tempranas de la conquista y colonización.

No olvido que muchos de mi generación nos formamos e hicimos mejores hombres y mujeres a partir de las enseñanzas que de la historia de Cuba recibimos en las escuelas donde se destacaba a Mariana Grajales, aquella mujer la que al decir de Martí. “fue sangrándole los pies, por las veredas detrás de la camilla de su hijo moribundo, hecha de ramas de árbol ¡Y si alguno temblaba, cuando iba a venirle al frente el enemigo de su país, veía a la madre de Maceo con su pañuelo a la cabeza, y se le acaba el temblor”, así son nuestras mujeres de esa estirpe!

Son gerentes, directoras, dirigentes y ministras, abogadas, pedagogas, escritoras y científicas, ingenieras, académicas, pintoras y bailarinas…

En el sector sanitario ellas son la mayoría, entre enfermeras y médicas, técnicas y laboratoristas; igual que en la educación, desde la “seño” que limpia, a la que guía en el Círculo y la “profe” en la Colina.

Se las halla construyendo y en nuestra gastronomía, en transportes y en comercio, y en la actividad agrícola, en nuestras Fuerzas Armadas, la Aduana y la Policía.

Ellas son hembras cabales, dura fibra femenina: abuelas, madres, esposas, hermanas, novias, amigas, compañeras de infortunios, de combates y alegrías.

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