La presencia de Fidel en los jóvenes sanluiseros de hoy
San Luis, Santiago de Cuba, ago. 29, 24. _ Más de seis décadas han transcurrido desde aquel glorioso primero de enero de 1959, y desde ese entonces, la visión futurista de nuestro entrañable Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz vislumbró que serían los jóvenes los impulsores de esta hermosa obra de la Revolución; que se había forjado con la sangre de jóvenes precursores.
No existía ocasión en que Fidel se dirigiese a los jóvenes que no se pudiese descubrir en sus palabras la sinceridad acompañada de la seguridad, de la confianza plena en los valores que habitaban a su audiencia; esa audiencia de jóvenes que durante horas escuchaban las palabras de quien se convirtió en nuestra guía eterna.
Eso lo hizo alguien sumamente cercano y nunca dejó de serlo, ni para aquellos primeros jóvenes beneficiados por la obra de la Revolución, ni para sus descendientes, generación tras generación.
Hoy, los jóvenes sanluiseros ven a Fidel Castro Ruz como la guía eterna del proceso revolucionario cubano, tienen el compromiso de continuar la obra de la Revolución, de cumplir con su legado, de terminar la labor iniciada por él, hoy los jóvenes sanluiseros aseguran ser el futuro de Cuba
Sin lugar a dudas, los mensajes trasmitidos por aquel profeta de su tiempo y de la eternidad se convirtieron en herencia, en plataforma inigualable para entender la realidad cambiante del mundo en que vivimos, y a cuyos convulsos procesos hemos logrado sobrevivir en gran medida por su sabiduría infinita pandemias crisis económicas y tantos otros sinfines de problemáticas que aquejan hoy al mundo.
La juventud cubana desempeña un papel de extraordinario de valor, quizás como no lo ha hecho ninguna otra juventud. La educación, la defensa del país y la prédica de un futuro mejor; son solo algunos de los retos ante los que han sabido crecerse. Siempre demostrando ser dignos herederos de valores de altruismo, valentía, modestia, sacrificio, solidaridad, responsabilidad, valores éticos y morales instruidos por nuestro entrañable Comandante en Jefe.
Esa es la más sincera de las verdades y es por ella que cuando un niño, adolescente, o joven exclama: ¡Yo soy Fidel!, tengamos la certeza de que puede faltarle mucho aún por crecer como ser humano para llegar a esa meta, pero existe un corazón y una mente, con la más firme convicción de conseguirlo.