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Un baño de historia

San Luis, Santiago de Cuba, mar. 4, 24._ Todo comenzó en el patio del Museo Polivalente “29 de abril”, Monumento Nacional, aquí en #SanLuis, donde se levanta un obelisco que semeja una palma trunca y señala el sitio exacto donde descansaron los restos mortales del Maestro en su tránsito a Santiago de Cuba.

Los periodistas de Radio Majaguabo y otros trabajadores de la emisora nos concentramos en torno a tan especial lugar y, después de recordar su historia, partimos a la Ciudad Héroe, directo a Santa Ifigenia.
Es que visitar el Cementerio en Santiago de Cuba es, para los más jóvenes, descubrir la historia, para otros muchos es vivirla.
En la quietud sepulcral del Camposanto solo interrumpida, en ocasiones, por el canto de algún que otro sinsonte que ha aprovechado el penacho de una de las tantas palmas reales para hacer su nido y encubar sus huevos, cientos de personas recorren a cada momento los laberintos interminables de tumbas de hombres y mujeres ilustres y comunes.
Verdad que es un museo a cielo abierto dice alguien como en un susurro, aquí el primer presidente de Cuba, sí, Don Tomás Estrada Palma, aquí Emilio Bacardí, el primer alcalde de Santiago de Cuba y aquí está Don Antonio Norma y Lamas, el fundador de San Luis.
Casi como en un bosque, las decenas de banderas cubanas indican el lugar de reposo de algún patriota, generales de la guerra de independencia, luchadores de la Sierra y el llano, intelectuales, nombres que tienen un capítulo en el gran libro de nuestra historia, Frank País, sí aquí está Frank, solo por esto ya es motivo de visita obligada para santiagueros y foráneos.
Pero al centro, encumbrándolo todo está Martí, el más universal de los cubanos, quien nos enseñó a pensar, a un costado Mariana Grajales, de quien dijera el Apóstol fue síntesis y esplendor, que abría las puertas de su hogar como madre de todos y, al lado, el padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, pero todas las miradas buscan una piedra, sencilla, de la Sierra, robusta, afincada en la tierra, ahí está Fidel, los flash de las cámaras se disparan, nadie habla, algunos saludan militarmente, otros hacen una reverencia, todos ponemos una flor.
Visitar el cementerio patrimonial de Santiago de Cuba, Santa Ifigenia, es darte un baño de historia y aferrarte a tu bandera.
El periplo concluyó con un bojeo, por lo que hemos querido llamarle el Malecón santiaguero, el Coppelia de Enramadas y el ranchón de Los Cangrejitos, fue un día hermoso.

 

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