HistoriaSan Luis

Camilo, un cubano eterno

San Luis, oct. 28, 22. _ Hoy es 28 de octubre y, en toda Cuba, ríos, costas, lagunas y hasta charcas se llenan de flores para recordar al hombre que se ganó el cariño de todos.

A los enemigos por su valor, a los amigos los envolvió con su sonrisa y su manera campechana de tratar a todos, en fin, un cubano de esos, eternos, Camilo Cienfuegos.

De Camilo se puede decir mucho, anécdotas increíbles como aquella en que, escondido tras un árbol, esperó a que se acercara el enemigo y, tan cerca, que le disparó al primer soldado capturando el fusil en el aire cuando este lo soltó.

O aquella de pescar sin meterse al agua usando dinamita, por lo cual se ganó una reprimenda del Che y otra en que, tratando de saltar la hamaca del argentino como el mismo le decía, con un caballo, casi lo mata, pues la bestia se enredó con los sacos y desde el suelo el guerrillero heroico sólo reía y expresaba: ese es Camilo.

Contaba Roberto Sánchez Barthelemy, guerrillero invasor de la Columna de Camilo, y combatiente en el Congo junto al Che) que una vez un compañero le preguntó qué eran los comunistas.

– ¿Tú qué eras antes de alzarte? –preguntó él como respuesta.

– Ordeñador –respondió el compañero.

– ¿Qué te han dicho que son los comunistas?

– Que son malos…

– ¿Y si tú ves a un comunista peleando junto a nosotros, para qué piensas que pelea?

– Para el bien del pueblo.

– ¡Ah, entonces no son tan malos como te dicen!

Fue poco el tiempo que Camilo pudo, como dirigente de la Revolución dar su aporte, pero indudablemente con la fuerza de su palabra, sus razonamientos y principios contribuyó de manera decisiva a su desarrollo y defensa.

Camilo, como dijo el Che, se destacaba por esa guerra con colorido que sabía hacer, y al terminar la contienda, se había convertido en el mejor de todos los guerrilleros, no tenía la instrucción de los libros,  pero tenía el conocimiento y la picardía que da la vida.

De la profundidad de sus ideas y su fidelidad infinita a la causa y a Fidel solo recordemos fragmentos de aquel discurso que pronunciara cuando ya comenzaban las deserciones en todos los ámbitos de la vida cubana cuando dijo “que nos abandonen los débiles, los faltos de fe en el futuro luminoso de la patria, sin marcha atrás en esta obra que con esfuerzo construimos”

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