Con el Himno de Bayamo se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres
San Luis, Santiago de Cuba, oct. 20, 23. _ Se dice que sobre su cabalgadura y rodeado de pueblo escribió las notas del himno rebelde. Era el 20 de octubre de 1868, en una calle de la Capital de la República en Armas un hecho pasaría a la historia y con ello se fundieron los elementos básicos de nuestra cultura. Su autor Perucho Figueredo.
El pueblo gritaba enardecido, la letra, la letra, viva cuba libre, esa es la leyenda, así se cuenta.
El Himno de Bayamo, reconocieron algunos de inmediato, La Bayamesa, nuestra Marsellesa, una marcha que convocaba al combate a los hijos de la villa ante el llamado de la patria que comenzaba a forjarse.
Allí, en Bayamo se cantó por primera vez este día y alimentó el patriotismo del pueblo, encendió la llama para luchar por la independencia y facilitó el brote de nuestro pensamiento revolucionario radical y más avanzado. De allí salió la Revolución con Céspedes al frente con su bandera y su himno.
Catorce años después, José Martí publicó la letra del himno en el periódico Patria, el 25 de junio de 1892. Decía Martí que lo hacía «para que lo entonen todos los labios y lo guarden todos los hogares: para que corran, de pena y de amor las lágrimas de los que lo oyeron en el combate sublime por primera vez; para que espolee la sangre en las venas juveniles, el himno cuyos acordes, en la hora más bella y solemne de nuestra patria, se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres.»
El 22 de agosto de 1980 se instituye el 20 de Octubre como Día de la Cultura Cubana, el Himno Nacional de Cuba acompañó y alentó a los revolucionarios independentistas que con la toma de Bayamo convirtieron urgencias y sueños en actos, y con la proclamación de la independencia y la abolición de la esclavitud, iniciaron los cien años de lucha en que nuestro pueblo afirma su identidad y forma la nación cubana», y fue «un canto pleno a la insurrección libertadora y a la abolición de la esclavitud y manifestación artística de ese profundo e irreversible acto configurador de la conciencia cubana, expresión y símbolo más alto y genuino de nuestra cultura nacional».