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ESCÁNER: Andy Pereira, el hijo olímpico de Andrés Manuel 

La Habana (Prensa Latina) Andrés Manuel Pereira supo pronto que su hijo tenía madera de campeón; quizás por eso, aunque participar en una cita bajo los cinco aros parecía un sueño distante, él se refería a Andy como “el olímpico”.
Por:

Martha Andrés Román

Editora Jefa de Redacciones Políticas

Los deseos del orgulloso padre eran osados, pues en un país prolífico en jugadores de béisbol, boxeadores y judocas, su vástago hacía carrera en una disciplina de menos tradición: el tenis de mesa.

Un día, del otro lado del teléfono, Andy Pereira le anunció: “ahora sí puedes llamar a tu hijo el olímpico”. Era marzo de 2012, y el joven que había comenzado su paso por el mundo deportivo en el municipio de Marianao, en la capital de Cuba, acababa de ganar en Río de Janeiro, Brasil, un boleto para los Juegos Olímpicos de Londres ese mismo año.

Más de una década después, al repasar en entrevista con Prensa Latina su trayectoria deportiva, el reconocido tenimesista del país caribeño recordó su participación en suelo británico como uno de los momentos más importantes de su carrera.

“Aquello fue lo más grande”, resaltó, y así lo confirma un tatuaje en el brazo izquierdo -el mismo con el que maneja la raqueta- en el cual se muestran las fechas de sus dos incursiones en citas estivales.

Indicó que, para un atleta de América Latina, estar en un evento multideportivo de ese tipo es en sí mismo un excelente resultado, cuando el principal desarrollo de la disciplina está en otras regiones del mundo.

Sin embargo, y aunque habla con especial emoción de la experiencia londinense, Pereira atesora con gran satisfacción muchos otros acontecimientos de su camino como atleta, desde sus inicios en este deporte —conocido popularmente como ping pong—, con solo siete años, hasta sus más recientes compromisos internacionales.

DE MARIANAO A LONDRES Y RÍO

El joven nacido en 1989 cursaba el segundo grado en una escuela primaria de Marianao cuando un profesor lo seleccionó entre un grupo de muchachos a los que veía con talento para irrumpir en el deporte.

Durante unos 12 meses se mantuvo practicando en el barrio de Pogolotti, y luego se coronó en un torneo provincial de La Habana, a partir de lo cual ingresó en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) José Martí, donde estuvo alrededor de seis años, para luego pasar directamente al equipo nacional de tenis de mesa.

Pereira indicó que, como a todo niño cubano, le gustaba mucho el béisbol. “Mi papá era pelotero, entonces practicaba con él; y además fue boxeador, me gustaban mucho esos dos deportes”.

Al principio, la práctica de la disciplina fue como un hobby, pero con la llegada de los triunfos se tornó una actividad más seria. En cuarto grado se convirtió en campeón nacional en la categoría 9-10 años y el divertimento ganó más formalidad. “Nos preocupábamos por las raquetas, con cuál debía jugar, los zapatos de la competencia, y así poco a poco me fui formando”.

En 2001, en la Ciudad Deportiva de La Habana, llegó su primera competencia internacional, un campeonato latinoamericano en el que obtuvo cuatro medallas de oro.

“Ya no eran solamente resultados a nivel nacional, ahí llegaron personas de Chile, República Dominicana y otros países del área”, sostuvo, al recordar que, como niño, no entendía del todo la magnitud de esos logros, que sí eran vividos con gran emoción por su familia.

Tres años después, en Argentina, comenzaron sus participaciones competitivas en otras geografías, las cuales pudieron ser abundantes gracias a dos becas que recibió de la Federación Internacional de Tenis de Mesa en Suecia y Dinamarca.

Su debut en eventos multideportivos ocurrió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias, Colombia, en 2006, cuando con solo 16 años alcanzó el primer puesto por conjuntos y en dobles para hombres. De ese modo, abrió una senda a la cual sumaría medallas de oro y plata en esos eventos regionales en Veracruz 2014, Barranquilla 2018 y San Salvador 2023.

A ese palmarés deben sumársele un metal bronceado por equipos en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y Lima 2019; su presencia en los campeonatos mundiales de la disciplina en 2016 y 2019; la mencionada incursión en Londres 2012, donde no alcanzó medallas, pero se convirtió en el único cubano en haber ganado al menos un juego en citas estivales; y una nueva participación olímpica en Río de Janeiro 2016.

LOS SACRIFICIOS DEL ÉXITO

Convertirse en uno de los mejores tenimesistas en la historia de su país y ubicarse en la elite regional ha implicado no pocos sacrificios, desde las fuertes rutinas de entrenamiento hasta el tiempo sin estar en casa.

Desde los 16 años he estado fuera por largos periodos. Siguiendo mi sueño de dejar una huella en el tenis de mesa, me he alejado mucho de mi hija, que ya tiene cinco años, nunca he pasado un cumpleaños con ella. He ganado cosas en el deporte, pero he perdido también cosas como padre, reflexionó.

Sobre sus rutinas habituales de preparación, afirmó que entrena a diario, en las mañanas y en las tardes. “En el tenis de mesa se pierde el toque muy rápido, pues si entrenas hoy y descansas dos días ya no te sientes igual”.

Acerca de por qué el ping pong en Cuba no ha alcanzado los mismos resultados relevantes a nivel internacional de otras disciplinas, Pereira mencionó varias causas, entre ellas, que tradicionalmente en la isla hay deportes de más arraigo, y el hecho de que este en particular resulta costoso.

Hay que tener mesa, raquetas, net, muchas cosas que lo encarecen, y eso dificulta que sea más masivo, por lo cual resulta más difícil sacar grandes jugadores, sostuvo el atleta.

Ahora los torneos son muy caros y para los países como el nuestro, que no tenemos grandes posibilidades económicas, se nos hace muy complicada la participación, agregó.

De acuerdo con Pereira, en la nación caribeña siempre ha habido mucho talento, pero no han estado los recursos financieros para mostrarlo al resto del orbe. “Tuve la suerte de ganar la beca, pero reconozco que antes de mí hubo jugadores de más clase, que no tuvieron la misma posibilidad”.

Consideró que el futuro de esta disciplina en la isla es promisorio. “Tenemos buenos atletas jóvenes, con muchos deseos, lo que nos falta a veces es eso, lograr salir afuera, competir, y que el mundo los vea. Ahora están de moda los clubes, pero un club no puede buscarte si no te ha visto, sin saber cómo te desempeñas en competencias, y estamos trabajando para que ellos tengan esa oportunidad”.

 

EL CERCANO ADIÓS

Según confesó Pereira, para él fueron una sorpresa sus resultados en los Centrocaribes celebrados del 23 de junio al 8 de julio en El Salvador, donde alcanzó las preseas de oro a nivel individual y en dobles masculino, además del segundo puesto por equipos, lo cual contribuyó a que Cuba dominara el medallero de ese deporte.

No me esperaba volver a ser campeón centroamericano en el final de mi carrera, estaba ahí sobre todo para apoyar a mis compañeros, afirmó.

La expresión “en el final de mi carrera” llamó la atención de esta periodista y llevó a preguntar si está pensado en retirarse, ante lo que respondió que los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile en octubre y noviembre próximos pueden ser su última competencia.

Hay quienes me dicen que intente ir a otras Olimpiadas, físicamente estoy bien, pero el deporte también requiere mucho de la mente, expresó el atleta, quien se refirió al deseo de estar cerca de sus seres queridos como el motivo principal para tomar esta decisión.

Quisiera dedicarle más tiempo a mi familia, no solo a mi hija, también a mis padres, que son cada vez mayores, dijo con ternura el muchacho olímpico de Andrés Manuel y Mayte Diez, su mamá.

Acerca de las perspectivas para la capital chilena, estimó complicado hacer pronósticos, porque hay atletas muy fuertes en el continente, y destacó en especial al brasileño Hugo Calderano, actual ocupante del cuarto puesto del ranking mundial.

Señaló que donde más posibilidades tienen de preseas es en el evento por equipos, y resaltó que él y su compatriota Jorge Moisés Campos también son fuertes en dobles para hombres, pero habrá muchos factores que incidan en el desenlace.

De cualquier modo, acotó, “vamos a salir a luchar, a ver qué pasa, la mesa siempre va a decir la última palabra, por falta de esfuerzos no va a ser”.

Luego de ese compromiso, puede venir la anunciada despedida, pero eso no significa que se alejará del deporte. “Tal vez me mantenga activo ayudando a los muchachos, siempre voy a estar, Andy nunca se va a ir, porque el tenis de mesa cubano corre en mí”, aseguró.

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