Mi hermano Eusebio Leal
San Luis, Santiago de Cuba, feb. 21, 23. _ Yo quisiera poder decir que le di la mano y que aún me arde la diestra de tanta buena vibra, quisiera decir que conversé con él y que sin otra razón para el intercambio sólo me dediqué a escucharlo, quisiera decir que fue mi amigo, pero sólo lo vi una vez en persona y a unos metros de distancia.
Era uno de los años 90, ahora mismo no preciso cuál. Alguien me dijo que el historiador estaba en el cine, eran las cuatro de la tarde y todavía con el olor a monte que despedía mi ropa, después de un largo recorrido por zonas locales agrestes, sin pensarlo me fui hasta nuestro palacio de convenciones municipal, el cine Cuba.
Allí estaba él, deleitándose con la rica historia local y habló de la familia Maceo y se le iluminaba el rostro con cada palabra y habló de La Mejorana y del potrero de San Ulpiano y habló de Martí, de su recorrido vivo y su retorno muerto por tierras sanluiseras, pero, al hablar de Majaguabo, hizo un alto.
Eusebio era fiel a la historia y Leal a los elementos que la enriquecen por eso, al referirse a Majaguabo, hizo un alto y un silencio sepulcral invadió el cine, miró a su derecha ubicándose y dijo: “allí en Majaguabo, donde nació Antonio Maceo”, un aplauso no me dejó escuchar otras palabras…
Ese día Eusebio Leal se hizo amigo de los sanluiseros y mi hermano al que adoré y adoro.
Desde entonces los sanluiseros, terruñeros como somos lo adoramos, sé que no fue mero cumplido, con eso él no jugaba, sólo bastó que él dijera lo que nosotros sabemos.