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No solo memoria del pasado, sino el motor del futuro (+FOTOS)

Hace 25 años el paisaje cafetalero compuesto por 171 antiguas haciendas cafetaleras de Santiago de Cuba y Guantánamo recibían la condición de Patrimonio de la Humanidad.
Era el resultado de prolongados esfuerzos por investigar y proteger este patrimonio, emprendidos por la Oficina del Conservador de Santiago de Cuba con el apoyo y participación de otras instituciones cubanas y extranjeras. Un legado muy singular que nos conecta con episodios trascendentes en nuestra región y el mundo, como puede ser la Revolución en Haití, desde donde emigraron muchos hacendados franceses que fomentaron nuevas plantaciones bajo el abrigo de la vegetación de la Sierra Maestra.
El huracán Melissa, con cariñoso nombre de mujer, puso a prueba justo hace un mes esta conmemoración, y más que eso, la conservación de este patromonio y la vida en el oriente del país. Pero la voluntad puede más. Por eso en el museo La Isabelica, el primero en crearse por la Revolución, se celebró este acontecimiento, pues fue este el primer paisaje cafetalero en el hemisferio Occidental en recibir la condición de Patrimonio de la Humanidad.
Estuvieron presentes algunos de los investigadores que le han dedicado décadas de trabajo, entre ellos Omar López, Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, y su hija Yahumara López, especialista de la propia Oficina, quien ha dirigido muchas de las labores arqueológicas. También el historiador de Baracoa, Alejandro Hartman, y la directora de la Oficina Regional de la UNESCO en La Habana y representante de la organización en la República Dominicana, Anne Lemaistre, quien pronunció la frase que titula esta publicación.
Se agradeció a BioCubaCafé por nuestra contribución al legado cafetalero y a convertirlo también en motor del futuro.

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